jueves, 10 de octubre de 2013

Qué fácil es destruir…

Este texto sale del corazón de uno de nuestros afiliados que nos lo ha hecho llegar:

Qué fácil es destruir… sobre todo cuando sale gratis

Tengo que regresar a principios de los años 90, cuando papá Bush llevó a las tropas estadounidenses a invadir Irak, con todo tipo de escusas y argumentos que a la postre resultaron ser falsos, igual que los argumentos que utilizó su hijo y sus dos grandes aliados, el marido de nuestra querida alcaldesa y su "gran amigo" Toni Blair.
Aquella primera intervención militar en el golfo fue la primera guerra televisada, recuerdo que el día que comenzaron los ataques sobre Bagdad, y la tierra y el cielo comenzaron a teñirse de rojo, yo estaba delante del televisor comiendo con mi madre, y ahora me vienen a la cabeza las palabras de desolación que pronunció mi madre ante el estupor que la contemplación de aquellas imágenes le provocaban a medida que se sucedían los ataques sobre la ciudad, una ciudad que era arrasada en un abrir y cerrar de ojos.
Conteniendo a duras penas sus lágrimas dijo: Con lo que cuesta fabricar una puerta, o una ventana, con el trabajo que supone levantar una casa, el esfuerzo y los recursos invertidos por tanta gente, y ahora en un minuto se destruye todo, y no pasa nada, nadie rinde ni rendirá cuentas jamás…
Pues esa misma desolación estoy sintiendo yo ahora, al ver como los responsables de mi ciudad están arrasando todo aquello que tardamos tantos años en levantar, los espacios culturales, la red pública de cultura, la gestión de todos los recursos, y toda la ilusión que se depositó en el largo camino hasta la consecución de nuestro proyecto cultural…Todo, se están llevando por delante todo, y al igual que la familia Bush, están esgrimiendo un sin fin de argumentos, a cada cual más falso, ellos sí que son un arma de destrucción masiva, y lo peor de todo es que también se irán de rositas cuando les llegue el momento.
 La pena es que aquí no tenemos a ningún Michael Moore, que aunque no consiguió que los responsables de arrasar un país pagasen por ello, al menos les puso la cara colorada y consiguió que medio mundo conociese la verdad de toda aquella barbarie.

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